El desorden de enero, para mí, tiende a ser el tipo de llenar una bolsa, que no siempre me deja satisfecho. En algún momento después de las vacaciones de invierno, una vez que siento la sensación aplastada que viene de introducir cosas nuevas (de regalos y ventas) en nuestro En casa, tengo ganas de llenar las bolsas de donación con bandejas de chocolate caliente y luces centelleantes y otros elementos no esenciales que he decidido que puedo vivir sin. Así que ando con el fervor decidido de alguien que es tuve suficiente, recolectando cosas como juguetes descuidados y regalos de la variedad "es el pensamiento que cuenta".
A finales de enero, he recogido todo el exceso obvio de la casa. Para cualquier extraño, se ve tan ordenado y limpio como lo será durante todo el año. Pero aquí es cuando comienza mi verdadero trabajo de desorganización.
Justo cuando llega febrero, una vez que toda la afluencia constante de cosas ha terminado y el gran impulso para la salida se ha establecido, puedo concentrarme en las áreas más pequeñas, las que realmente afectan el día a día de nuestro vive. Estas áreas incluyen el interior de la despensa,
nuestros armarios y ropa, el cajón de basura, el armario de manualidades / juegos / arte: todos los espacios en los que parece ridículo enfocarse mientras mi casa entera se siente como un desastre de resaca navideña. Pero esos espacios se sienten correctos cuando todo lo que está afuera en casa está en un estado relativo de calma y orden.Limpiar estos espacios, lo que inevitablemente lleva a organizarlos, es el tipo de ordenamiento que, de verdad, me hace ir ahhh. Obtengo mucho placer no solo por pasar tiempo haciendo que mis microespacios funcionen, sino también por usarlos e incluso mirarlos.
Limpiar las cosas en febrero también es una forma brillante de prepararme para el éxito cuando llegue la limpieza de primavera. Encontrar espacios desordenados cuando estoy limpiando agota rápidamente mi moral. Lo que realmente me inspira a limpiar es ver un espacio bien ordenado, uno lleno de cosas que amo y uso que solo necesitan un poco de brillo y atención personal.
El acto de desorganizar también me da una imagen muy buena y actualizada de qué espacios de mi casa necesitan una limpieza profunda más.
Cuando es hora de comenzar realmente a limpiar, mis espacios editados son mucho más fáciles de manejar con un plumero o una aspiradora. Al igual que no empacaría más cosas que ya no quisiera si me mudara, es una pérdida de tiempo y energía limpiar cosas que serán eliminadas en el futuro.
Debido a que estoy limpiando la mejor versión de mi hogar, es mucho más fácil hacerlo sin una mentalidad de obligación y trabajo pesado pero desde un lugar de gratitud y como un acto de cuidado por algo que yo amor.