Los campus universitarios pueden ser conocidos por los antiguos edificios de dormitorios que son extremadamente ineficientes e incómodos para sus residentes. Como a la mayoría de los estudiantes ni siquiera se les permite poner clavos en la pared, la idea de hacer mejoras energéticas puede parecer una tarea imposible. Pero hay soluciones, desde lo temporal (¡y no destructivo!) Hasta reunir a sus vecinos y RA para impulsar un entorno de vida más cómodo y responsable.
1. Sellar esas fugas!
Sellar las fugas es una de las mejores formas de reducir las molestas corrientes de aire y ahorrar energía. Si bien la mayoría de las universidades probablemente frunciría el ceño ante sus residentes que estallan la pistola de calafateo, hay algunas cosas temporales que puede hacer:
Si nota que entra mucho aire frío alrededor de sus ventanas, unas pocas láminas de plástico aislante harán una gran diferencia. Simplemente tome el plástico y colóquelo en el marco de su ventana. Deje al menos una pulgada de espacio entre el plástico y su ventana, y nunca aplique las hojas directamente al vidrio de la ventana. Después de que el invierno haya pasado y se haya ido, retire las sábanas con cuidado y los marcos de sus ventanas quedarán libres de rasguños.
Si vives en un pasillo del primer piso con una puerta exterior que se abre con frecuencia, también deberías considerar instalar un barrido de la puerta para mantener el aire fresco afuera. Para grietas y fugas en el techo o alrededor de los marcos de las ventanas, puertas y registros de aire, pregúntele a su RA acerca de obtener un miembro del personal de mantenimiento para instalar calafateo o burletes.
2. Reorganizar: colocar todas sus pertenencias en un espacio pequeño no es tarea fácil, pero tenga cuidado de asegurarse de que no esté bloqueando ni cubriendo las rejillas de calefacción en el proceso. Un consejo de Earth911:
Intente dejar al menos un pie de espacio alrededor de sus registros de aire para obtener la máxima eficiencia y evite apilar libros, ropa y otros artículos encima de la unidad de calefacción.
3. Hable con su RA: es posible que no tenga mucho control sobre los sistemas mecánicos de su edificio, pero su asesor residencial puede ser un buen aliado para obtener respuestas:
Pregúntele sobre el mantenimiento del sistema de calefacción de su dormitorio (la EPA recomienda cambios frecuentes del filtro de aire y un chequeo de pretemporada cada año). Si su RA no conoce las respuestas, él o ella podrá indicarle la dirección de alguien que sí lo sepa.
Y mientras se ocupa del tema de la conservación de la energía, pregúntele a su RA a qué temperatura está configurado el termostato del dormitorio y plantee algunas preguntas ecológicas. ¿Quién decidió la temperatura y por qué? ¿Se ha instalado un termostato programable? Si ha notado que sus compañeros de dormitorio se quejan de que hace demasiado calor, pregunte si la temperatura podría reducirse para ahorrar energía.